viernes, 22 de febrero de 2013

50 niños de 1º grado conocieron la Promoción de Lectura con “La Biblioteca Va a la Escuela”


Miriam García dramatizó a la ratoncita presumida.
Continuando con el programa de promoción de lectura “La Biblioteca Va a La Escuela”, los funcionarios de la Biblioteca Pública Central “Rómulo Gallegos” asistió a la Escuela Básica Antonio José de Sucre donde fueron atendidos alrededor de cincuenta estudiantes, todo esto en marco del II aniversario de la institución educativa. 
Carlos Álvarez, Mirian García y Betty Motta, especialistas en niños y adolescentes, fueron los responsables de la actividad donde realizaron diferentes dinámicas grupales y tradicionales con los niños (as) de primer grado de educación básica.
Betty Motta cumplió con las dinámicas grupales.
Entre los cuentos narrados está la fábula de la ratoncita presumida del autor Aquiles Nazoa, con ilustraciones de Vicky Sempere; y El Adivino de Alexandr Afanasiev, y que Álvarez y García dramatizaron con mucho entusiasmo para el entendimiento de los estudiantes.
La invitación la realizó la directora de la institución Carmen Adixa Bastidas, quien aseguró que la promoción de lectura forma parte del ser humano y es necesario que se rescate la lectura y la escritura de una forma dinámica y amen para los estudiantes.
Alrededor de cincuenta niños participaron
 en la promoción de lectura.
Cabe mencionar que el cuento el adivino de Alexandr Afanasiev, estudioso del siglo XIX en el campo del folclore y la literatura tradicional de su país. En su obra maestra: Cuentos populares rusos (1855-1863), publicada en ocho volúmenes, recogió más de seiscientas fábulas y cuentos procedentes de la narrativa popular eslava.
Las ilustraciones de Rosana Faría muestran el mundo de la América colonial a través de la caracterización de los grupos sociales de la época y se evidencian en las páginas  enfrentadas se suma al cuidadoso diseño del libro en su totalidad, para hacer de él un objeto bello.
De este modo, la belleza material del objeto-libro se integra a una de las tantas historias de la tradición en la que la risa del pueblo permite, al menos durante el intervalo de la ficción, imaginar un mundo al revés de pobres victoriosos y poderosos burlados, asegura la ilustradora.