martes, 28 de mayo de 2013

Juan Germán Roscio: “Defensor, maestro y padre de la naciente libertad”


JUAN GERMÁN ROSCIO
(San José de Tiznados, Edo. Guárico, 1763 –  El Rosario de Cúcuta,
Nueva Granada, 1821)

     Fue Juan Germán Roscio la primera figura civil de la república venezolana de 1810 a 1821, fecha de su muerte. Andrés Bello, su amigo caraqueño, dirá, en su “Alocución a la poesía, a su propósito, cómo“De la naciente libertad, no sólo fue defensor, sino maestro y padre.”

Nacido en la población guariqueña de San José de Tiznados, en 1763, hijo de italiano y criolla, Roscio cursó estudios de derecho canónico y civil y de sagrada escritura en la Universidad de Caracas, hasta llegar a doctorarse en derecho canónico en 1794 y en derecho civil, en 1800. Entró a formar parte del claustro de profesores de la misma institución en 1798 como catedrático.

     Iniciado el proceso independentista nacional el 19 de abril de 1810, en cuyo suceso  figuró  como “diputado del pueblo”, ocupó Roscio un lugar eminente entre quienes procuraron dar forma política y jurídica al naciente Estado venezolano, condición, por cierto, reconocida por el jefe de la reacción realista triunfante de 1812, Domingo de Monteverde, al remitirle preso a España bajo acusación de haber sido uno de “cuatro monstruos” dirigentes de la llamada Primera República. 

       Buena parte de los documentos fundacionales de esta última serán obra suya en todo o en parte: el primer reglamento electoral de junio de 1810, el acta de independencia del 5 de julio de 1811 (elaborada en conjunto con Francisco Isnardy), el Manifiesto al mundo la Confederación de Venezuela en la América Meridional, de las razones en que ha fundado su absoluta independencia de la España y de cualquiera otra dominación extranjera… y la Constitución nacional de 1811. De ese tiempo data también su opúsculo Patriotismo de Nirgua y abuso de los reyes, apologético de la  ortodoxia religiosa del cambio político de carácter republicano abierto en Venezuela a partir del 19 de abril de 1810.

      Libre hacia 1814 de la prisión española, Roscio retornó a la América por la isla de Jamaica, de donde pasó hacia 1817 a los Estados Unidos. Con la intención de quitar peso a una carta del Papa Pío VII que en 1816 había servido para exhortar a quienes luchaban en Hispanoamérica por la independencia a volver a la obediencia monárquica, publicó primeramente  Roscio al año siguiente, en Filadelfia, traducida del francés y prologada de su propia mano, una  Homilía del Cardenal Chiaramonti, obispo de Imola, actualmente Sumo Pontífice Pío VII, dirigida al pueblo de su Diócesis en la República Cisalpina, el día del nacimiento de J.C. año de 1797… y luego su obra política fundamental y más difundida, El triunfo de la libertad sobre el despotismo, en la confesión de un pecador arrepentido de sus errores políticos, y dedicado a desagraviar en esta parte a la religión ofendida con el sistema de la tiranía, cuyo objeto, según su propio autor, era

“… rebatir con la Sagrada Escritura los errores políticos y religiosos con que la tiranía remacha los hierros de la esclavitud. Si los enemigos de la libertad, de las luces, y del bienestar de los hombres dando tormento a las expresiones más claras del nuevo y viejo Testamento, erigieron sobre ellas el ídolo de la tiranía, el escritor del ‘Triunfo de la libertad’, recurriendo a los mismos libros, a la historia del siglo y de la Religión, a la práctica de todos los pueblos, a las máximas de los filósofos antiguos y modernos, a los axiomas de la sana política, al dictamen de la razón, exhibe el testimonio más auténtico de la verdad, y la defensa más concluyente de los derechos imprescriptibles del hombre y de la sociedad”.
     Establecida por Simón Bolívar la sede provisional del gobierno republicano en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), Roscio retornó en 1818 a Venezuela y prestó una importante contribución al proceso de institucionalización de la misma: formó parte del Consejo de Estado creado el año citado, contribuyó a redactar un nuevo reglamento para elegir diputados al segundo congreso nacional de 1819 – 1820, compartió con el neo-granadino Francisco Antonio Zea la redacción del Correo del Orinoco, participó en el Congreso de 1819 – 1820 y, finalmente, ocupó la Vicepresidencia de la nación. De este tiempo data el infructuoso intento de dar a la imprenta un Catecismo religioso político, destinado a hacer contrapeso a  un Real catecismo contemporánea-mente editado en la España, el regreso al trono de España del rey Fernando VII y la revocación por éste de la Constitución liberal de Cádiz de 1812.
      Convocado para inicios de 1821 un tercer congreso, éste de carácter gran – colombiano, que debía reunirse en la  ciudad fronteriza de  Cúcuta, Roscio, que había sido escogido como representante al mismo, murió en la última ciudad el 10 de marzo, antes de que tuviera lugar la apertura de sesiones de dicho cuerpo político.
      Tres años atrás, el 14 de abril de 1818, había firmado Roscio en Filadelfia un testamento en el cual se contenía esta singular cláusula:

“Primeramente declaro y confieso que profeso la religión Santa de Jesucristo, y como más conforme a ella, profeso y deseo morir bajo el sistema de gobierno republicano, y protesto contra el despótico y tiránico gobierno de monarquía absoluta, como el de España”.