lunes, 13 de julio de 2015

Las bibliotecas como espacios de construcción colectiva

En el Encuentro el libro, la lectura y la escritura se ofrecieron ponencias en la que se reflexionó sobre la gestión cultural bibliotecaria
Texto / Manuela Montilla F/Ronald Montaño/ Prensa IABN
Prensa IABN (10-07-15).- Este viernes 10, en la Sala Juan Bautista Plaza, los historiadores  Jhonny Castillo y Gianinni Mastrangioli presentaron la ponencia Haciendo país: Revisiones críticas en torno a la gestión cultural venezolana, 1953-1999, abordando un dinámico panorama general de la gestión cultural venezolana. 
Castillo advirtió que el concepto de cultura nacionalista de 1950 ha caducado. “Ya no nos consideramos culturas puras. La identidad nacional se ha ampliado, somos interculturales, reconocemos que Latinoamérica comparte una matriz cultural común de un mismo proceso histórico, resultado de un sometimiento de colonización a los pueblos originarios”.
“A finales del positivista siglo XIX, el país contaba con una Academia Nacional de la Historia, la Biblioteca Nacional, el Museo de Ciencias, con el que colaboró incansablemente Arístides Rojas; y el Teatro Nacional, instituciones que buscaban conformar la identidad nacional. En 1912, el Círculo de Bellas Artes, cuestionando la academia europea, propone redimensionar las artes venezolanas”, explicó.
En los años 50, el Nuevo Ideal Nacional busca rescatar la tradición; se crea entonces el Instituto del Folclore, pero, debido a intereses gubernamentales por unificar un país, el folclore se vuelve propagandístico, con una estética desvirtuada para adecuarse al progreso continental.
Como consecuencia de una difusión superflua de la tradición, en 1990, las culturas foráneas habían ganado territorio en la música, teatro y el mercado editorial. “Finalmente en 1999, el rescate de lo popular se pone al centro del debate cultural para apoyar una gestión, desde las bases, que cubre las necesidades sociohistóricas, con un modelo igualitario en este siglo XXI”, finalizó Mastriangioli.
Por su parte, Martha González dijo: “Desde la llegada de la Revolución se ha propiciado que las bibliotecas no solo sean depositarios de información sino lugares de encuentro comunitario”. Con la ponencia El bibliotecario como impulsor de la organización comunitaria: estudio de caso de la biblioteca pública Leonardo Ruíz Pineda, año 2008 al 2011, refirió su experiencia como gestora cultural en esta biblioteca de la parroquia San Agustín.
Cuenta González que, a su llegada a la BP Leonardo Ruíz Pineda, inaugurada en 1987, y clausurada en 2004 por falta de impermeabilización lo que ocasionaba filtraciones; su primera acción para rescatar el espacio, fue llamar a las personas vinculadas a la misma para continuar la gestión biblioteca-comunidad.
Gracias al consejo comunal de la parroquia en 2008 se consiguieron recursos para su remodelación., y luego se logró la apertura de un Infocentro. “Esto es muestra del empoderamiento y conciencia del poder popular. Con alianzas y trabajo mancomunado, se consiguen cosas hermosas,” concluyó González.
Seguidamente, Antonio Castro, coordinador del Centro de Investigación y Documentación en Ciencias de la Información de la Biblioteca Nacional, compartió la experiencia de 15 años del proyecto Escuela de Formación de Bibliotecarios, en Antímano, con su ponencia Una experiencia en la formación del voluntariado bibliotecario.
Donde 220 jóvenes voluntarios, que habían asistido desde niños al programa Aventuras en Vacaciones por años, sintieron la necesidad de continuar su vinculación con la biblioteca, y así surgió esta experiencia que formó ciudadanos. “De allí, salieron médicos, obreros, maestros, y hasta un sacerdote”, refirió Edgar  Torres, formado en esta Escuela.
“No solo conseguimos cuentos maravillosos sino que creamos otros, construidos con nuestras propias vivencias; la biblioteca fue un sitio mágico en nuestras vidas, un hogar; fuimos los usuarios más fieles Así como la madre lee a sus hijos, el astrónomo las estrellas, la biblioteca lee a su comunidad”, refirió Torres.
Se concluyó que es necesario que el bibliotecario registre por escrito sus historias y metodología  para que constituyan un legado, mientras se exhortó a realizar más conversatorios donde compartir  experiencias e investigaciones como éstas.