sábado, 23 de abril de 2022

Crónicas de Guaribe: Gaspar Rafael Solórzano

 

Gaspar Rafael Solórzano



Msc Soraya González Rojas
Cronista Oficial Municipal

Su primera composición fue “El Tanquecito”, lo hizo con una mandolina que le regaló el Negro Rojas, su tío paterno, le puso así porque la compuso donde Vidalina- quien hoy es su compañera- recostado de un tanquecito. La vida de Gaspar estuvo vinculada todo el tiempo a  la bandola y a la música, jamás se separó de ella, fue después de Juan Esteban García, su máximo representante. Hoy, dedico estas pequeñas líneas a él, como un homenaje a quien dejó una huella imborrable en la música de nuestro pueblo. Lamentablemente, se nos fue tempranamente,
el  01 de agosto del año 2008, dejando un legado de extraordinaria manifestación. Cada vez que suena una bandola en Guaribe, acompañada de un golpe yabajero, allí está el alma de Gaspar!

Una referencia obligada en cuanto  a ejecución de bandola se refiere, Gaspar Rafael Solórzano, nació en el Fundo Guaribito (San José de Guaribe)  el 30 de agosto de 1953,  hijo de Esther Solórzano y Rafael Esteban Rojas. Comenzó a ejecutar bandola entre los 16 y 17 años, recuerda que, entre los 7 y 8 años  veía tocar en el sector Guaribito a Juan Esteban García, José Antonio Delgado, Claudio Ospino, Juan Solano, le llamaba la tención cuando los veía en bailes en Cerro Seco, Budarito y la Barbona (zonas adyacentes a San José de Guaribe). Gaspar acompañaba a su mamá a los bailes, ella lo ubicaba donde pudiera mirarlo mientras bailaba, todo esto lo llevó a identificarse con la bandola y adquirió sus primeros aprendizajes, comentaba: “No soy actor ni busco espacios para resaltar o sobre salir. Busco la verdad”.  Gaspar es historia y parte determinante de nuestra Bandola.

Gaspar Solórzano hombre sencillo, creador, amante de la bandola porque entre este pedazo de madera y él hay una comunión o quizás un excelente matrimonio. No pretendió ser lo máximo, pero si fue defensor  implacable de la Bandola  Cordillerana como manifestación.

Gaspar Solórzano desde niño amó la bandola, sembró música, llegó a crear  más de 83 composiciones aproximadamente, dentro de las cuales pueden nombrarse: Guaribito, Llegando a las Delicias, María Luisa dedicada a su hermana, Doña Esther dedicada a su madre, Don Rafael dedicada a su padre, Sorayita dedicada a mi persona, Chalino dedicada al Maestro Rosalino Figueroa. 

Sus Maestros: Santiago Ospino quien  lo hizo músico; Juan Esteban García  lo enseñó a descifrar la música, a quererla, respetarla y darle su valor.