Crónicas de Guaribe
Msc. Soraya González Rojas.
Es un placer para mí reseñar a tan honorable caballero, quien en vida hacía disfrutar un mundo a todo aquel que compartiera aunque fuera un momento con él. Hombre de buen carácter, atento, amable, con una agilidad increíble para sacar de cualquier situación, un chiste, un cuento o algún comentario jocoso, conocedor de la historia local, músico.
En fin, describimos a Alejandrito Arzola realmente como
lo que fue: un personaje polifacético como bien lo describe su hija Juliana en
estas letras, las cuales tuvo la amabilidad de hacer llegar hasta mí persona
para que hoy puedan disfrutar de ellas. Néstor Alejandro Arzola (Alejandrito),
nació en San José de Guaribe, Estado Guárico en casa de sus abuelos paternos
Don Juan María Rojas Itriago y Doña Adela Barrios, el día 8 de marzo de 1927.
Era hijo de Juan de Dios Rojas y Carmen Juliana Arzola
Ramos; se crió en los Cantiles, caserío perteneciente a
San José de Guaribe, en casa de sus abuelos maternos, el Señor Antonio Arzola y
Doña Martina Ramos de Arzola. Era el mayor de cuatro hermanos y desde muy
pequeño dedicó su vida al trabajo del campo y la ganadería. Aprendió a leer y a
escribir y con mucho esfuerzo aprendió sobre enfermería y algo sobre
odontología.
En el año de 1950 se casó con la Señora Argelia Rivero Sánchez y de esa
relación nacieron 5 hijos: Magali, Nelly, Dámaris, José Alejandro y Juliana y
fuera del matrimonio tuvo una hija con la señora Porfiria Ruiz, llamada
Elizabeth Ruiz. Formó su hogar en Los Cantiles, poseía una finca en las Bóvedas
(sitio cercano a Los Cantiles), fue quesero muy renombrado en la zona, también
tuvo participación como expositor de ganado en las fiestas patronales del año
1966, donde lo reconocieron como buen productor de ganado mestizo cebú. En su trayectoria de vida se
desempeñó en muchos roles, dentro de los que se puede nombrar el de enfermero
en un dispensario que para ese entonces había en los Cantiles, también en esa
época, él era el que le sacaba las piezas dentales a todos los habitantes de
este poblado y los caseríos aledaños, lo llamaban el dentista de los pobres, ya
que se trasladaba casa por casa en una mula a atender a sus pacientes.
Cabe destacar que en su juventud también fue muy
parrandero y se dedicaba a animar los Velorios de Cruz, ya que tocaba tambor,
maracas, cuatro y cantaba fulía, cantos de negro- guarañas y maricelas-,
también cantaba bandola e improvisaba muchos versos.
perteneció a la venerable Logia Luz y Armonía numero 83, donde se desempeñó
como masón y después de una larga trayectoria se retiró en orden.
Disfrutó su
vida a plenitud hasta el día 17 de septiembre del año 2005, que Dios dispuso
llevarlo a otro sendero… hoy lo recordamos con mucho cariño y admiración