En la sala "Milagros Sotillo" de la Biblioteca Pública Central Rómulo Gallegos se realizó el conversatorio en marco de los 190 años del natalicio de Miguel Otero Silva y de Simón Rodríguez, quien naciera en la ciudad de Caracas en el día 28 de octubre del año de 1769.
La Cátedra Rómulo Gallegos, coordinado por la profesora Sara Prada organizó la actividad a la que asistieron Pedro Alcala, Manuel González y amigos de la biblioteca quienes intercambiaron opiniones de la biografía y vida del escritor.
La Cátedra Rómulo Gallegos, coordinado por la profesora Sara Prada organizó la actividad a la que asistieron Pedro Alcala, Manuel González y amigos de la biblioteca quienes intercambiaron opiniones de la biografía y vida del escritor.
Nació en Barcelona en 1908 y murió en Caracas el 28 de
agosto de 1985. Hizo sus primeros estudios en Los Teques. Muy joven aún
se destacó en las luchas contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.
Es una de las figuras principales de la
llamada Generación del 28, grupo de jóvenes estudiantes de la
Universidad Central de Venezuela, que insurgió contra la tiranía y
trataron de derrocarla, en alianza con gente del pueblo y algunos
oficiales jóvenes de las Fuerzas Armadas. Con la rebelión estudiantil de
1928 Otero Silva se ve obligado a salir del país. Viaja a Francia y
continúa su actividad conspirativa contra Gómez. En 1936 regresa al país
tras la muerte del Dictador.
Paralelamente a su actividad política,
Otero Silva inicia su carrera como escritor en la revista literaria de
principios de siglo Elite. De igual forma figura entre los
colaboradores de la revista Válvula, órgano de la vanguardia literaria
venezolana, cuyo primer y único número aparecerá en enero de 1928. En su
poesía está presente el tema social, expresión de sus ideas
revolucionarias y de su sensibilidad frente a los problemas populares.
En 1925 comienza también a publicar textos humorísticos con el seudónimo
Miotsi, en el semanario Fantoches.
En 1937 es expulsado nuevamente del
país, esta vez por el gobierno del general Eleazar López Contreras. En
México publica su primer libro de versos, Agua y cauce, con el subtítulo “Poemas revolucionarios”.
Regresa a Venezuela con el gobierno de
Isaías Medina Angarita, gran amigo y colaborador. En dicha etapa se
dedica casi enteramente al periodismo y la política. Todas las
experiencias en la lucha política sirvieron de base para su novela
primigenia, “Fiebre” (1939), un relato vivencial y autobiográfico.
En 1941 figura entre quienes fundan el
semanario humorístico “El Morrocoy Azul”, en el cual escribió textos en
prosa y en verso. Este periódico tuvo gran importancia tanto desde el
punto de vista periodístico-literario, como en lo tocante a la política.
Era un periódico definidamente de izquierda, aunque tal inclinación se
expresó siempre en un alto nivel de calidad. El 3 de agosto de 1943
apareció en Caracas el diario “El Nacional”, fundado por él junto con su
padre y algunos viejos amigos. Ejerce la jefatura de redacción, y años
más tarde la dirección. En poco tiempo “El Nacional” se convierte en el
diario más importante de Venezuela.
En 1955, 16 años después de su primera
novela, rompe el largo silencio literario con la publicación de “Casas
muertas”, la cual logra una excelente acogida de parte de los lectores.
En ella plantea el tema de la decadencia económica y social de
Venezuela, especialmente en sus zonas rurales, en las primeras décadas
del siglo XX, previas a la explotación petrolera.
Luego de la década 1948-1958, marcada
por la dictadura, en la que Miguel Otero Silva mantuvo una definida pero
discreta oposición, se abre una nueva etapa en la vida de los
venezolanos. Otero Silva reinicia su actividad política, logrando en
par de ocasiones el cargo de diputado de la República y forjándose una
imagen de respeto de todas las fuerzas políticas del país. En 1960
renuncia a la dirección de El Nacional, motivado a las presiones y
boicot hacia su persona ejercido por los anunciantes del Diario.
En el ámbito literario, Miguel Otero
Silva publica su tercera novela “Oficina Nº 1 en 1961. Argumentalmente
es la continuación de su anterior novela “Casas muertas”, pero con un
estilo y estructura narrativa diferente. Luego publica La muerte de
Honorio, en la cual plantea el tema de la dictadura perejimenista.
Continúa su producción literaria con “Cuando quiero llorar no lloro”
(1970), siempre manteniendo el tema social como protagonista e innovando
en sus formas narrativas.
Sus dos últimas novelas “Lope de
Aguirre, príncipe de la libertad” y “La piedra que era Cristo”, muestran
un cambio de temática y un alto nivel estético y discursivo,
equilibrando de manera magistral los elementos socio-políticos e
históricos de ambas obras. La búsqueda incesante de nuevas formas
narrativas dentro de la literatura sirvió a Otero Silva como forma de
renovación personal y como herramienta para introducir en la literatura
venezolana novedades que la mantuviesen al día.
Otero Silva recibió en vida el Premio
Nacional de Periodismo (1958), El premio de Novel Arístides Rojas
(1955), el Premio Nacional de Literatura (1956), el Premio Lenin de la
Paz de parte de la Unión Soviética (1979), entre otros.
La muerte le sorprende a los 77 años en
la ciudad de Caracas. Pocos meses después de su fallecimiento, se
incluyó su obra “Casas muertas. Lope de Aguirre, príncipe de la
libertad” en la Biblioteca Ayacucho, Colección Clásica. Aunque Otero
Silva alcanzó a ver el volumen ya impreso, la muerte frustró la idea
original de homenajear los 75 años de vida del autor, y se convirtió en
un homenaje póstumo a toda su vida y obra.
Texto con apoyo del “Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina”, escrito por Aléxis Márquez Rodríguez.
tomado de http://www.bibliotecayacucho.info/wp/?p=1925
Simón Rodriguez
Ilustración realizada por Francisco Maduro
Simón Rodríguez
Nació en Caracas el 28 de octubre de 1769 y Murió en Amotape (Perú) el 28 de febrero de 1854.
Simón Rodriguez
Ilustración realizada por Francisco Maduro
Simón Rodríguez fue uno de los intelectuales
americanos más importantes de su tiempo, destacando por su profundo
conocimiento de la sociedad hispanoamericana, el cual posteriormente
trasmitirá a Simón Bolívar
al desempeñarse como su maestro y mentor. En cuanto a su vida familiar
es poco lo que se sabe.En mayo de 1791 el Cabildo de Caracas lo admite
para ejercer el cargo de maestro en la escuela de primeras letras para
niños, lugar al que llegará al año siguiente Bolívar para iniciar su
educación. En junio de 1793 se casa con María de los Santos Ronco, acto
en el cual se declaró "Expósito de esta feligresía", término que se
solía y se suele utilizar para designar a aquellas personas abandonadas
por sus padres.
Dos años después, tras fugarse el niño Bolívar de la
casa de su tutor, es enviado a casa de su maestro Simón Rodríguez quien
se encargará definitivamente de su formación. Durante este tiempo
Rodríguez fue ganado a la causa independentista debido a la lectura de
los pensadores de la Ilustración; por lo que en 1797 se vincula al
proyecto de emancipación inspirado por el pedagogo mallorquín Juan
Bautista Picornell, en asociación con los venezolanos Manuel Gual
y José María España. Luego del descubrimiento y fracaso de esta primera
tentativa revolucionaria, Rodríguez es expulsado de Venezuela, adonde
no regresará jamás. En 1797 luego de su salida del país, se traslada a
Kingston (Jamaica) donde residirá por algún tiempo y en el que cambiará
su nombre por el de Samuel Robinson. Posteriormente, viaja a Estados
Unidos donde vive hasta fines de 1800.
Exilio y vida en Europa
En abril de 1801 se halla en Bayona (Francia), de
donde pasa a París y allí traduce, ese mismo año, la Atala de
Chateubriand. En esta ciudad se encuentra de nuevo con Simón Bolívar en
1804, convirtiéndose a partir de este momento en una figura decisiva en
el rumbo que tomará la vida del futuro Libertador de América. En tal
sentido, juntos parten en abril de 1805 a un viaje que los llevará a
Lyon y Chambery para luego atravesar los Alpes y entrar a Italia. En
Milán presencian la coronación de Napoleón Bonaparte como rey de Italia.
Finalmente, la gira culmina en Roma, donde el 15 de agosto del mismo
año, Bolívar, junto a Rodríguez y Fernando Toro, jura dedicarse por
completo a la causa de independencia de Hispanoamérica. Gracias a que el
texto quedó grabado en la memoria de Rodríguez, el mismo paso a la
posteridad como sigue a continuación: "Juro delante de usted; juro por
el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi
patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que
haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español".
Luego de una breve visita de Bolívar a Nápoles retornan a París hacia
fines de 1805, separándose tiempo después. En 1806 inicia un largo
peregrinar por Europa, viviendo en Italia, Alemania, Prusia, Polonia y
Rusia; que culmina en 1823 cuando llega a Londres donde se encuentra con
Andrés Bello, emprendiendo ese mismo año el retorno a América.