4 Abril 2016
Texto: Jufany Toledo / Fotos: Archivo del IABN
En 1995, la UNESCO declara el 23 de abril como el día mundial del libro; a objeto de rendir homenaje a grandes personajes de la literatura universal como Miguel de Cervantes, William Shakespeare, el Inca Garcilaso de la Vega, quienes fallecieron ese día en 1616; así como también, en 1936, nuestra gran escritora Teresa de la Parra.
Por esta razón, durante el mes de abril los libros y la lectura cobran una especial relevancia en la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, adscritas al Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas, IABN, con programaciones especiales que pueden incluir conversatorios, exposiciones, charlas de especialistas y presentaciones de libros; aún cuando ellos están siempre presentes y son el leitmotiv de los recintos bibliotecarios.
Las y los trabajadores bibliotecarios, son conscientes de la importancia que reviste acercar a las niñas y niños a la lectura, incluso antes de que estén formalmente alfabetizados, ellos les brindan la oportunidad de relacionarse afectiva y gratamente con los libros, a partir de la narración oral y la lectura en voz alta, muchas veces dramatizada, a fin de darles vida propia a cada uno de los personajes de un cuento.
Favorecer el encuentro personal entre libros y lectores de una forma amigable, natural, sin imposiciones ni absurdos cuestionarios de comprensión lectora, contribuye de manera decidida en la formación del lector; aún cuando es bien sabido que se trata de un proceso complejo, sostenido y sistemático, que requiere la ayuda de mediadores experimentados que les ayuden a reflexionar y asumir posturas críticas frente a determinados libros.
Las bibliotecas públicas venezolanas son espacios para la creación y la libertad, su sistema de estanterías abiertas y de fácil acceso para niñas, niños y jóvenes, favorece el respeto por: la selección de lecturas, sus gustos e intereses particulares. Las y los usuarios aprenden a hacer uso de las bibliotecas, a identificar las diferencias de géneros, autores, ilustradores y formatos; así como la diversa oferta de libros disponibles, que den respuestas a sus necesidades en cada circunstancia.
No obstante, los nuevos lectores o lectores en formación, requieren de la ayuda orientadora del mediador o bibliotecario, conocedor de su colección, quienes contribuyen en forma decidida con los padres y maestros en la formación del lector, a través de sugerencias bibliográficas, de la planificación de actividades dirigidas a promover el gusto por la lectura y a establecer relaciones de afecto con los libros.
Los libros por su parte, requieren de esos lectores y de los promotores de lectura que los usen, para dejar de ser objetos inertes que hacen la diferencia entre los que saben leer y los que quieren leer.