Soraya González Ríos. Cronista Oficial Municipal. Fotos/facebook "Guaribe" y recuerdos del Indio Bustamante
Siempre he sentido inquietud de investigar sobre la Plaza Bolívar de nuestro
pueblo, ya que, ha sido el centro histórico, social y cultural de esta
población. Para ello busqué la ayuda de varias personas de la localidad, las cuales guardan en su memoria los datos
requeridos para la publicación de estos relatos guariberos, dentro de ellos la
de nuestro gran amigo y colaborador Omar Barrios.
Remontándonos un poco hacia la historia, sus orígenes datan desde
finales del siglo XIX; porque por
iniciativa de Doña Antonia Aragort de González, se plantaron árboles de mamón
alrededor del amplio terreno que estaba situado al frente de su casa, lo que
fue posteriormente la jefatura Civil y el Dispensario Municipal. También Doña
Irene Martínez de Espinoza, sembró las famosas matas de Higuerote. Según las
informaciones recabadas, en esta iniciativa participaron los miembros y
familiares de la Comunidad.
Es importante señalar, que había pocas casas y todas se concentraban en
lo que es hoy la calle Bolívar y Sucre, que fueron las primeras casas con
techos de tejas y amplios corredores; también es importante señalar que las
calles fueron organizadas por un agrimensor de
apellido Aragort venido de Altagracia,
por esta razón Guaribe tiene perfectamente estructuradas sus esquinas.
La actual Plaza Bolívar, fue diseñada por Vicente Lotartaro, emigrante Italiano quien tomó la idea de la
Plaza de su pueblo natal, en Italia. Este señor contrajo matrimonio con Lutecia
Rojas Barrios, hija de este pueblo y convivió con nuestra comunidad, pero
también construyó el primer edificio de bloque a la cual le hizo una placa de
cemento. Actualmente esta construcción, que es
considerada memoria histórica y
patrimonio cultural del municipio, ha sido
alterada con unos locales comerciales
perdió su arquitectura original. Al
frente de la Plaza Bolívar, lado este, se construyó la primera iglesia de
Guaribe, hecha de barro, con tres naves y un pequeño campanario.
La construcción de la actual plaza Bolívar, comenzó en el año 1955,
surge con la colocación del busto del Libertador, traído en julio de ese año.
Rafael Celestino Rojas Itriago y Delia Rojas de Romani tuvieron un importante
papel en la ornamentación de esta plaza.
En el Guaribe de esa época, desde el más pobre hasta el más pudiente, aportaba
su colaboración económica o personal para que las obras se realizaran, esta
actitud fue como una escuela emergida de la necesidad y de las ansias de
progreso. Para esos días, las calles alrededor fueron encementadas,
tenía cuatro entradas, 2 por el norte y 2 por el Sur, a una de las del Norte,
no le hicieron escalera para no tumbar la mata de mamón que aún permanece, son
árboles que pasan de 100 años, algunos se han caído por la edad, se han abierto
por el centro, pero se han sembrado más árboles en toda el área. Las plantas o
matas de mamón han cumplido una serie de beneficios: social, porque de sus
frutos comen una cantidad de aves que constituyen nuestra fauna; también porque
de ellas, durante generaciones han disfrutado tanto de sus sombras, como de los
deliciosos mamones, los niños subían a
sus ramas, una de ellas se desprendió estando montado José Guillermo Rojas Aragort, se cayó y se golpeó la cabeza,
este episodio jamás fue olvidado por los amigos que lo acompañaban. La mata de
higuerote que estaba al frente del Hotel Mi Atalaya, era el centro de los
juegos infantiles y lugar de mítines políticos. En mala hora en que se les
ocurrió a las autoridades cortarle y talarla. Su follaje era hermoso y no
afectaba su estructura, ese día fue de controversia con la señora Irene, ella gritaba y peleaba
con los obreros para que no cometieran un ecocidio, algunas personas aun recuerdan
sus gritos y su angustia.
En la construcción de la plaza, trabajaron,
muchos obreros tanto de Guaribe como de San Juan de los Morros, porque fue la
gobernación del Estado, el ente ejecutivo quien financió la realización del
proyecto, bajo el gobierno de Pérez Jiménez. Trajeron plantas de otras regiones
no conocidas en Guaribe; hubo un gran movimiento de máquinas de construcción.
Entre los obreros paleadores y carreteros estuvo Rafael José Seijas, quien fue
un eminente médico, hijo de Matilde Seijas, costurera de oficio. Este joven
también trabajó como obrero, en la demolición de la Iglesia vieja.
A la plaza le fue erigido un busto a la memoria de Bolívar, cuya mirada
se dirigía al Este, donde estaba ubicada de la Prefectura, la junta comunal y
el dispensario. La obra fue inaugurada,
siendo jefe civil de Guaribe, Rafael González, el famoso “Capitín”, cuyo
apodo se deriva de un grupo de payasos,
que se habían presentado en el pueblo, entre ellos “perezoso”, su actuación fue
en el cine de Don Rafael Elías, donde existió un personaje así llamado en las
películas que pasaba.
La comunidad continuó sembrando matas en la plaza para su adorno,
dirigidas por Yolanda Romero de Barrios, sus hijos también plantaron sus
maticas. La Plaza ha sido objeto de
cambios en su estructura a través del tiempo: le construyeron una cerca de
tubos alrededor, pues los burros entraban a comer de las plantas, y los
cochinos hacían sus siestas en los barriales; luego quitaron la tubería y le
hicieron cuatro (04) entradas más, le cambiaron los faros originales, los
postes y bancos de cementos. Tenía alumbrado, cuyos controles estaban frente a
la jefatura en un cajetín; hoy día se encuentra frente la Alcaldía. El señor
Antonio Jiménez se encargó por muchos años de cuidar la Plaza con esmero y
dedicación, le daba carrerones a los zagaletones que se montaban en la matas de
mamón o les tiraban piedras a las ramas. Don Ramón Arenas, comandante de la
policía, también correteaba a los tremendos que
moneaban las matas de mamón, y no permitía que nadie le pasara con un
saco o una caja por la plaza. Había mamones de todo tipo de sabor: los
aguarapados, los secos, los semi-secos, dulces, agrios y también mamones machos
que florean pero no cargan; se cuenta que hubo una época que en la plaza
colocaron unos monos, pero eran unos verdaderos azotes. Se robaban las maltas,
refrescos y cerveza de los camiones refresqueros, se metían en los negocios al
frente de la plaza y agarraban los panes y empanadas. En una ocasión se
metieron en la botica de don Rafael Barrios y se llevaron frascos de lamedor,
tomándose los contenidos también de remedios antidiarréicos y vomitivos y se
intoxicaron, viendo en este lugar una
gran cantidad de monos tristes y enfermos que llamaban la atención de todos los
visitantes. Fueron expulsados, porque
también le quitaban los sombreros y gorras a los asistentes a la plaza y eran
agresivos, dado que mucha gente les daban licor y peleaban entre ellos,
formando un verdadero espectáculo, nuestra plaza Bolívar tiene muchas anécdotas
ocurrentes que constituyen una verdadera fuente de historia.
Actualmente la plaza es un verdadero bosque de árboles gigantes y
plantas ornamentales, al cuidado de obreros que la asean por la mañana. Se les
construyó una cerca protectora para prevenir que algunas personas la
deterioren. Sin embargo, nuestra querida plaza permanece protegida aun por sus
usuarios, que son edecanes de Bolívar que se reúnen a platicar en las
mañanas y en las tardes, tal es el caso de Don Ismael Sifontes, Don
Pancho Rivero, nuestra amiga Cenona, el maestro Omar Sierra, José Rojas,
Rafaelito Barrios, entre otros personajes a quienes les agrada asistir a actos culturales que realiza el
ateneo de Guaribe, la alcaldía y el concejo municipal.
Debemos cuidar nuestra plaza que es el corazón de nuestro pueblo, donde
muchas generaciones jugaron, bailaron y participaron en actos colectivos que
enaltecieron la vida de nuestro municipio. Que bellas son las plazas Bolívar de
nuestros pueblos, son el lugar de muchos anécdotas y encuentros.