viernes, 12 de diciembre de 2014

CRÓNICAS DE GUARIBE: Recordando a GORO



CRÓNICAS DE GUARIBE
MSC. SORAYA GONZÁLEZ ROJAS
CRONISTA OFICIAL MUNICIPAL
                                                                   gabana64@hotmail.

Recordando a GORO

     Revisando en mi memoria, hoy pude encontrar en ella  a un personaje que aunque no nació en Guaribe, una vez que llegó  echó raíces en este pueblo, se trata del recordado Ramón  Esteban Arrechider López, mejor conocido por todos nosotros como Goro!!!!! quien nació en la Trinidad de Arichuna, estado Apure, hijo de Esteban María Arrechider  y Carmen Guadalupe López de Arrechider (ambos fallecidos),  nativos de San Rafael de Guachara, Estado Apure.
    Goro llegó a San José de Guaribe con el Sr. Eligio Espinoza, trajo consigo un aprendizaje extraordinario que fue la habilidad de asar carne en vara, costumbre típica de los pueblos apureños, la misma la heredó de su padre. Era un artista en este oficio, durante muchos años estuvo deleitando el paladar de los guaribenses, los cuales disfrutaban de una carne en vara especial, blandita y jugosita, de solo recordarla se me hace agua la boca. Años más tarde tuvo que dejar este oficio debido a que le dio lo que nosotros llamamos un pasmo, esto producto de estar trabajando con candela y luego exponer su cuerpo a temperaturas frías. Tuvo la oportunidad de dejar este legado a nuestro buen amigo Leopoldo Canelón quien mantiene viva esta tradición al punto de convertirse en uno de los atractivos de nuestras ferias agropecuarias y artesanales.
     Después que nuestro amigo  Goro se desprendió de este oficio de asar carne, se dedicó a tejer chinchorros en telar (oficio que también aprendió de su padre), era un experto tejiendo chinchorros de todos los tamaños y hermosísimos colores, él mismo armaba los telares los cuales los hacía de madera de tarare, para su elaboración usaba también un peine con el cual se  ayudaba para tejer y lograr un acabado perfecto, sus manos parecían arañas y tenía un estilo único al trabajar, su faena la acompañaba cantando, silbando o echando cuentos jocosos. En muchas oportunidades se sentaba a tejer en el porche de su casa ubicada en la calle Las Delicias,  estando así atento a lo que acontecía a su alrededor y pendiente de que pasara algún conocido que le dijera: “Epa Goro” y enseguida él respondía una retahíla de cosas  con una  voz tan fuerte, que aun la tengo en mi memoria.
     Goro,  era un hombre fuerte, alto, piel morena, ojos vivos, carácter fuerte al igual que su voz, manos y pies grandes, con características típicas de todo hombre que trabaja en el campo. Muy conversador y le encantaba echar cuentos y chistes, mantenía  buen carácter pero sin dejar que nadie le faltara el respeto, nunca le faltaba su sombrero y su camisa de cuadros!!  Un buen día partió a otro plano, pero en nuestra memoria siempre estará la voz, el entusiasmo y el sabor de la carne que asaba Goro!!!